domingo, 11 de marzo de 2012

The Artist, (Michel Hazanavicius, 2011)


"The Artist" fue la gran vencedora de la noche de los Oscars con cinco premios: mejor película, director, actor principal, banda sonora y diseño de vestuario.
The Artist es una ocurrencia; hacer una película casi muda, en blanco y negro y con una historia que se desarrolla en la época de transición del mudo al sonoro, hoy en día tal y como están las cosas en el cine es, desde luego, una ocurrencia que tiene mucho mérito.
La película es una delicia. Se ve con facilidad a pesar de ser muda y en blanco y negro y estoy seguro que le encantará a la mayoría de los espectadores y este excelente funcionamiento en dos niveles diferentes es, en gran parte, mérito de Michel Hazanavicius, su director.
Hacer el comentario de esta película me resulta especialmente complicado por una razón muy sencilla; se trata de una película que tiene dos lecturas completamente diferentes dependiendo de que el espectador que se enfrente a ella sea un cinéfilo con conocimientos del cine clásico de Hollywood o de que el espectador no los tenga. Este hecho que podría haber sido un problema para el funcionamiento de la película, no lo es debido a que ambas lecturas funcionan a la perfección: el cinéfilo encontrará una serie de cosas que le gustarán y el no cinéfilo verá una historia que se desarrolla de la mejor manera posible y que engancha al espectador desde el inicio.
No soy un entusiasta de The Artist. Creo que había mejores películas (aunque el nivel no era muy alto) como “War horse” o “La invención de Hugo”. Creo que había mejores actores como Gary Oldman y creo que había mejores directores como Steven Spielberg pero entiendo que los académicos de Hollywood hayan premiado "The Artist" puesto que la película hace diana en lo más querido para la industria del cine, ella misma.

La película es una mezcla de algunas cintas del cine clásico. El argumento es un remix entre “Cantando bajo la lluvia” y “Ha nacido una estrella” (las dos mejores versiones son la de 1937 de William A. Wellman y la de 1954, de George Cukor) , copiado sin ningún tipo de miramiento, como copiado está prácticamente todo lo que aparece en la película desde el principio hasta el final. Y este descaro en el plagio es lo que nos hace pensar, y sentir, que la película es más bien un homenaje a Hollywood que es lo que han visto los académicos para volcarse con ella.
Si el argumento es una copia de estas dos películas, el desarrollo del guión y el lenguaje cinematográfico está lleno de referencias a “Ciudadano Kane” de Orson Welles y al padre del lenguaje cinematográfico D. W. Griffith. Voy a poner algunos ejemplos aunque ya digo que prácticamente cada secuencia, cada escena y cada plano ya lo hemos visto antes.
La sucesión de desayunos entre el protagonista y su esposa es exactamente el mismo que el de “Ciudadano Kane”, un hallazgo de Orson Welles que a través de una serie de desayunos del matrimonio va presentando al público el deterioro de la relación de la pareja. Como anécdota, el cuadro que aparece detrás de ella es “Vista de Toledo”, de El Greco, uno de mis favoritos.
Hay algunos planos que son exactamente iguales que los de Kane, como por ejemplo el contrapicado del protagonista con las bobinas de películas a sus pies cuando se dispone a quemarlas.
Hay una secuencia que es un homenaje al “salvamento en el último minuto”, un hallazgo de Griffith que consistía en mostrar, en un montaje paralelo, a la víctima a punto de morir y al héroe salvador corriendo para evitarlo de tal forma que se alternan planos de uno y otro hasta que al final el héroe llega, “en el último minuto” para salvar a la víctima.
Además de las referencias mencionadas en cuanto a argumento, guión, y lenguaje cinematográfico hay otra referencia muy clara, el protagonista. En este caso se ha hecho una mezcla entre Douglas Fairbanks y Gene Kelly. Los que hayáis tenido ocasión de ver a Gene Kelly en los tres mosqueteros o a Douglas Fairbanks en sus películas de aventuras veréis que incluso físicamente son clavados. Hay que reconocer, de todas formas, que Jean Dujardin tiene pinta de actor de cine mudo y que su sonrisa es la misma sonrisa llena de dientes de los actores clásicos de esa época, algo que ya se podía intuir en las películas que hizo sobre OSS 117 (parodias de las películas de James Bond) y que también dirigió Hazanavicius. En la primera de ellas, Jean Dujardin está acompañado por Bérénice Bejo, la protagonista de "The Artist" y además esposa de Hazanavicius.
Incluso el perro del protagonista (Uggie) no deja de ser el alter ego de otro perro famoso de los treinta y cuarenta, Asta, protagonista junto a William Powell y Myrna Loy de la saga que se dio en llamar "la saga del hombre delgado", una serie de películas entre 1934 y 1947 donde el matrimonio formado por Nick y Nora Charles (Powell y Loy) resolvían crímenes entre copa y copa acompañados por su Fox Terrier, Asta.
Así pues, para el cinéfilo, “The Artist” es mucho más que una historia de amor, de éxito y de fracaso, es un guiño que consigue su complicidad ya desde los títulos de crédito o de los intertítulos. Pero también pienso que la película se puede ver simplemente disfrutando del ritmo y de su historia, una historia clásica que hemos visto mil veces, es la historia del actor maduro, exitoso y ególatra que asiste al ocaso de su carrera y a la vez la de la joven que accede al éxito.

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